Cuerpo rev(b)elado
“Escribo con los ojos cerrados. Escribo con la ausencia entre los dedos”
Constance Hérmelin
* El cuerpo como río subterráneo pulsa inequívoco, indomeñable. Incluso velado a veces, no es pasible de eludir su evidencia. Confluya o no con las palabras se revela en su lengua de gestos, en su indómito universo de sensaciones-emociones en contínua exploración. Inasible, contundente, arrollador de la conciencia. El cuerpo es siempre una pregunta tallada en un diálogo de vibraciones, un mapa del erotismo pre-inscripto, ya delineado en resonancias sabidas y posibles de ser desconocidas cada vez. Murmullo del río, cascada en sonora revelación.
Un contorno expresionista
Acercamos a Mary Wigman, bailarina alemana conocida por su excelencia en la creación de solo y por ser una de las pioneras de la danza libre (danza expresiva) técnica que rompe con los códigos de la danza clásica y experimenta principalmente la gravedad y la respiración (trabajo al suelo) y es el punto de partida de la danza moderna. Su solo “ la danza de la bruja” en 1914 es el primer solo compuesto e interpretado integramente por una mujer.
Wigman creía que en la danza no existen movimientos feos ni grotescos, sino aquellos que nacen del ritmo orgánico de las emociones.
* El cuerpo en estado de alerta hacia una grámatica de la travesía (danzante) a través de la elipsis, las pausas ritmadas como signo de esa búsqueda: cuál?
Acaso el acto de la escritura sea un impulso fallido de captar una versión de mí, o la perspectiva de cierta extrañeza que intenta la cartografía de un destino/sentido en el mundo.
Autoras: María Cecilia Piscitelli
Karina Lerman